viernes, 14 de abril de 2017

La mochila del viajero...

Creo que siempre que estamos inmersos en un cambio y en una reflexión profunda llega a nosotros la metáfora de la mochila, esa mochila que cargamos mientras viajamos y que su peso es capaz de retener o dificultar cada paso... Muchas veces hemos escuchado que esa mochila hay que dejarla atrás y soltarla cuanto antes. Yo creo que eso no es así, en esa mochila hay muchas cosas que hay sacar, mirar y aprender antes de dejar o que se desvanezca entre nuestras manos. Cada uno de esos pesos en la mochila los hemos entrado nosotros ya sea de forma directa o indirecta, y están ahí cómo mínimo para recordarnos todo lo que nos pesa ahora. Y antes de quitarlo hay que convencerse de que no lo volveremos a entrar. Ése es su peso, la incomodidad que produce aquello que sabemos que no está bien y que no nos define, ya que si nos definiera no pesaría, ni sería tan incómodo. Hay que descargarse de esos pesos de la mochila para que nuestro caminar sea más seguro y de acuerdo con la forma de ser y la vida que no nos incomoda, pero no hay que olvidar aquello que nos ha enseñado, que somos falibles, que tenemos que ser consciente de lo que hacemos y de los que tenemos a nuestro lado, que nadie es mejor que nadie en este mundo, que podemos subirnos a los hombros de personas de aspecto pequeño pero inmensamente grandes, para aprender de ellas y no tener que combatir sinrazones como si fueran un enemigo, que hay que vivir cada día haciendo las cosas y no diciendo que la haremos, ya que la pereza y aparcar las cosas sólo nos vale para meter peso incómodo en nuestra mochila. Lo pasado queda atrás, pero nos enseña al que quiera mirar... Creo que teniendo estás en cuenta sentiremos que ya no hay mochila o que al menos pesa mucho menos...

Haciendo camino...

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