miércoles, 4 de noviembre de 2015

Treinta y siete... Diamante negro.

Hace mucho tiempo me hablaron sobre los diamantes negros. Al parecer es una piedra extraña y que es difícil de conseguir y llegar a formarse. Aquellos que los encuentran suelen decir que es la piedra la que elige quien debe hallarla.

La misma persona que me hablaba sobre aquella piedra me hizo algo parecido una advertencia. Me dijo que existen personas que también son como los diamantes negros, valiosos únicos y muy muy difícil de encontrar, pero también con una parte oscura que sólo algunos son capaces de apreciar y soportar. Aquellos que, de algún modo, ya conocen esa oscuridad.

jueves, 30 de julio de 2015

Treinta y seis, creo. ¿No?


Quizá me llama ya el tiempo,
o la locura del verso.
Me llama el quiero
Y no saber si aún puedo.
Bueno sí, puedo...
Pero es el tiempo,
el tiempo que no escribo
Y el tiempo que ya no tengo.
Que no escribí cuando tenía el quiero
y sí, también tenía el puedo.
Por eso ahora escribo
cuando quiero, pero no debo.
Y ahora que puedo bebo.
No solo y sí con quienes quiero,
por eso sonrío, bebo, quiero y escribo
ahora que aún me queda tiempo.
¡Salud amigos!
Por vosotros este trago bebo.

Escrito en la madrugada del 12 de enero de 2015 mientras mu jugaba las cartas y las fichas en la inauguración de un proyecto que dos locos iniciaron en una vieja casa. Sale ahora a la luz mientras se avecina un nuevo cambio, una lección que solo la vida podía darme y que al igual que mis alumnos en septiembre habré de jugármela por dos veces... Sin muchas fichas y pocas cartas.