La luna se reflejaba en
el pulido metal del yelmo que tenía entre sus manos, en él había
grabado con hermoso detalle un árbol frondoso y de grueso tronco, en
su base varias serpientes de distintos tamaños mordían y devoraban
las raíces.
Mientras acariciaba el
grabado recordó como de niño le contaban que aquel magnifico árbol
algún día caería a causa del daño que le provocaban las
serpientes y que ése día se libraría una gran batalla dónde hasta
lo mas fuertes y preparados caerían y verían el verdadero final. La
oscuridad envolvería el mundo pues tanto enemigos como amigos
morirían.
-Nefasto símbolo para
llevar en un yelmo- pensó. Pero aún así sonrió. Pues aquel gran
fresno sabiendo de su final cada vez crecía más, sus ramas eran
infinitas, gruesas y fuertes, y sus hojas eran cada vez más verdes y
grandes. Éso si era digno de llevar en un yelmo, un símbolo que
indicara que siempre pese a lo que pueda pasar hay que dar lo mejor,
aspirar a crecer y a superar el miedo a lo que vendrá. Además según
aquella leyenda que tanto escuchó de niño después de toda aquella
destrucción y oscuridad un gran ser resurgirá para volver a
iluminar un nuevo y mejorado mundo. - Y eso es algo por lo que hoy se
puede luchar...- se dijo a si mismo mientras se colocaba el yelmo y
miraba al frente dónde un gran campo donde un día más había que
luchar y dar lo mejor de de él, quizá por última vez o quizá
no...