Hacía horas que la
batalla terminó y que el remolino humano de muerte y llanto se
dispersó. Cuando la noche cayó sobre aquel campo no se distinguía
amigo de enemigo y para evitar lanzazos y estocadas cada uno se
apartó de aquellos lamentos y quejidos. En esa huída todo se
perdió, amigos, compañeros y el alma del guerrero que ahora y por
siempre vagará en los bosques...
En busca de algún claro
entre aquel paraje se encontraba él, que huía a cada paso del dolor
de todo aquello cuanto vio. Cansado intentó descansar en la tierra
oscura y fría, como compañía sólo la noche, o eso creía.
Una figura de tez
blanquecina y dulce expresión se encontrada encima de él.
Enmudecido y sorprendido intentó apartarse de aquel cuerpo
semidesnudo, pero poco a poco su cansancio y fascinación por aquella
hermosa criatura dejó que aquellos ojos negros hieran con su cuerpo
cuanto su mente deseara. Como los fuegos de una hoguera prendió
pronto el deseo y la pasión de recorrer su cuerpo, besar su cuello y
desnudar a caricias cada momento. Sin saber por qué atraía con
ansia su alma y su calor. Estando desnudo y sin decir palabra alguna
sus sueños y deseos se fueron quemando entre pequeños muerdos y
entrecortados gemidos de placer. A cada instante el corazón del
derrotado guerrero latía con más fuerza y un deseo oscuro comenzó
a forjarse. Tenía la necesidad de que aquello no acabara nunca... Su
calor se hacía adictivo llenando cada hueco de su alma en cada beso
y caricia...
En su corazón ya
reposaba una ausencia, la de su propia alma. Con ternura el guerrero
quiso abrazar a aquella perfecta criatura, ella se volvió mostrando
una extraña sonrisa, lo besó y se levantó dejando que la brisa
acariciase toda sus desnudez. Sin quitar aquella enigmática sonrisa
se abalanzó sobre él y agarró su daga con sutileza y mientra lo
besaba apuñaló su costado sin apartar los labios de su boca. El
guerrero sintió la mortal herida y notó como su vida se le escapaba
entre aquellos labios. Sólo le dio tiempo a clavar su mirada sobre
aquella mujer que robaba a cada beso su vida.
Allí inerte reposa y
reposará el cuerpo frío y vacío, pues todo cuanto era se fue entre
aquellos besos. Mientras tanto ella se desvaneció en la oscuridad
llevando consigo aquella extraña sonrisa...