miércoles, 1 de febrero de 2012

Veintiuno...


Siempre he sentido una gran curiosidad por la forma en la que la mente de los hombres cambió el significado de la palabra “demon o daimon” . ¿Cómo puede llegar a ser que la parte la parte de nosotros donde creamos y desarrollamos nuestras genialidades y nace nuestra conciencia más pura y oscura llegue a ser el azote de una creencia que se basa en la perfecta bondad del hombre?.
No conozco una respuesta clara y no creo que pueda llegar a conocerla nunca. Quizá un paralelismo sea algo evidente. La necesidad de ocultar y apartar de nosotros ciertos pensamientos o acciones que realizamos sin entender el impulso o la fuerza primaria que nos mueve a ello. Aquello que en sus más bajas pasiones entendemos como instinto y en sus virtudes lo vemos como genialidad o inteligencia pura.
En la parte más “negativa” puede ser un monstruo dentro de nosotros, y es ese monstruo el que se censura con el actual término de demonio. Jamás diré que el hombre lleve un demonio dentro de sí, pues dentro de nosotros solo está el alma capaz de todo. El demon tan solo da forma de mejor o pero manera a lo que esta siente. Y eso nunca fue tan malo si se sabe entender.


Dicen que la belleza puede cubrir muchos pecados, pero por dentro somos todos exactamente iguales.” El asesino Frank.

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