lunes, 5 de noviembre de 2012

Treinta y uno...

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De sus ojos nacían las preguntas y la curiosidad. ¿Quién eres, de dónde vienes, qué haces...?. De su boca los besos que poco a poco dejaban en mí ese sabor tan dulce...

Acariciando su cara dejé que las palabras descubrieran todo cuanto ella buscaba...

-De la casualidad pactada al destino infiel aparezco allí donde se encuentran los besos que se pierden, las lágrimas que se escapan y donde se ahoga la luz del corazón que ama. No se me espera ni se me llama. Tampoco se me ve, pues de la oscuridad fui alumno aventajado y a la tristeza cuando duerme a mi lado, le arranco sonrisas.
De tu miedo y del dolor pasado saco de mis manos mil caricias que juegan en tu piel calmando con mis labios el hambre atrasada de tus deseos.
Soy el herrero de almas. Golpeo te quieros rotos, fundo sonrisas tristes y bebo del dolor donde reposan las palabras que guardas en tu almohada...
Soy lo que ves y lo que tú me haces ser...

Ahora... deja en mi tus sueños rotos, tus lágrimas y tus nubes negras... Pues mis besos, caricias y palabras forjarán tu sonrisa de acero.



Para ti... por todo.

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